En el marco de la 41° Jornada de Buenas Prácticas de Aplicación de Productos Fitosanitarios se realizaron actividades a campo con el objetivo de demostrar a la sociedad en general sobre el uso responsable de los productos tanto en aplicaciones terrestres como aéreas.
Se realizó la 41° Jornada sobre Buenas Prácticas de Aplicación de Productos Fitosanitarios en la localidad de Rafaela, provincia de Santa Fe.
En la Jornada, organizada por la Sociedad Rural de Rafaela, el Concejo Municipal, el Instituto para el Desarrollo Sustentable de Rafaela, el INTA, Casafe, la Red de Buenas Prácticas Agropecuarias y el apoyo de FEARCA, se transmitieron conceptos acerca del uso responsable de fitosanitarios con el fin de lograr una producción agroalimentaria sostenible, cuidando del medio ambiente y la salud de las personas. La misma, se desarrolla oportunamente para ofrecer información técnica sobre la temática, mientras en el Concejo Municipal de Rafaela se está llevando a cabo un debate para evaluar la modificación de la ordenanza vigente que regula el uso de productos fitosanitarios.
“Se efectuó la actividad, que tiene como objetivo concientizar, capacitar e informar a la sociedad acerca del uso responsable de los fitosanitarios, insumo crítico para la producción agropecuaria, fundamentalmente a público con escaso vínculo con el sector agropecuario, funcionarios públicos, legisladores y prensa”, contó el Ingeniero Agrónomo Eduardo Moavro, perteneciente al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (Minagri).
Durante la parte dinámica de la jornada, “se emuló una aplicación de productos fitosanitarios, tanto con un equipo autopropulsado terrestre como mediante un avión agrícola. Para ello se empleó exclusivamente agua (no se asperja ningún tipo de caldo con fitosanitarios ni se utilizan coadyuvantes y/o aditivos para mejorar la calidad de la aplicación) y se trató de mostrar al público cómo, mediante la combinación de conocimiento, tecnología y sentido común, es posible efectuar aplicaciones eficaces mientras que simultáneamente se minimizan los riesgos que provocaría una deriva en términos de la exposición del producto asperjado (en el caso de que se empleara un caldo con fitosanitarios) tanto sobre las personas como sobre el ambiente”, explicó Moavro.
Con respecto a los resultados el ingeniero del Minagri destacó: “En esta ocasión, la deriva en superficie de la aplicación terrestre (medida a través de los impactos registrados sobre tarjetas hidrosensibles que se colocan sobre colectoras en la dirección del viento) alcanzó los 10 m desde la punta del botalón del equipo (punto de 0 m)” y resaltó que “la aplicación aérea provocó una deriva de 40 m desde el extremo de la faja de aplicación”. “Las derivas observadas están en línea con el promedio alcanzado en las 40 jornadas anteriores, de 9,5 m para aplicaciones terrestres y de 45 m para aplicaciones aéreas”, sostuvo Moavro y opinó: “Se vuelve a mostrar a la comunidad que, mediante la tecnología adecuada, sumado a una regulación antideriva y la idoneidad de los aplicadores, es posible llevar a cabo aplicaciones responsables, minimizando los riesgos potenciales para la salud y el ambiente de los productos fitosanitarios”.
Por su parte, el Director Ejecutivo de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FEARCA), Danilo Cravero, sostuvo: “Las Buenas Prácticas deben ser un compromiso y responsabilidad de todos” y resaltó que “tanto los productores, los ingenieros agrónomos, los aplicadores y los proveedores de insumos debemos trabajar en forma conjunta para dar garantías y tranquilidad a la población de que la producción de cada alimento se hace de forma sustentable y con gran profesionalismo”. De esta manera, Cravero opinó: “Creo que es fundamental crear estos espacios de divulgación y de debate que nos lleven a construir legislaciones superadoras y, principalmente, lograr una convivencia sana entre todos los actores involucrados”.
Por otro lado, Cravero resaltó: “Es importante destacar que el sector productivo cuenta con tecnología de punta y con profesionales altamente calificados, lo que nos permite hacer nuestra labor con la mayor conciencia ambiental y productiva” y destacó: “Esto nos da la apertura para seguir mejorando día a día, porque sabemos que aplicar ciencia y experimentación mejora la calidad de nuestros alimentos y de nuestra salud”.