Dentro de la Agricultura de conservación, la rotación de cultivos es una práctica más que necesaria. Se trata de cambiar el tipo de cultivo año tras año en un mismo lote. En otras palabras: se alternan plantas de diferentes familias y con necesidades nutritivas diferentes en un mismo lugar durante distintos ciclos. Esto evita que el suelo se agote y las adversidades (plagas, enfermedades o malezas) que afectan a un tipo de plantas se perpetúen en el tiempo.
En todos los tipos de producción se generan residuos (rastrojos) que se acumulan en superficie y son uno de los lugares donde las plagas pueden sobrevivir hasta el nuevo cultivo. Si se cultiva siempre un mismo tipo de planta, se favorecen el crecimiento de ciertas plagas, que hacen cada vez más difícil su control. Además, pueden existir efectos alelopáticos.
A continuación, repasaremos algunas de las ventajas de la diversificación de cultivos:
Permite alternar principios activos para el control plagas y retrasa la aparición de resistencia
La rotación de cultivos tiene un gran impacto en la diversidad de especies de malezas, insectos y enfermedades ofreciendo distintos niveles de competencia. Por ejemplo, el maíz generalmente se siembra antes y crece más alto que la soja, por lo que es más competitivo con las malezas.
Si no se rotan los cultivos, es difícil rotar herramientas de control frente a las plagas. Esto genera una presión sobre algunos tipos de malezas, insectos y enfermedades que comienzan a escapar a los tratamientos, y campaña tras campaña, se establecen como plagas dominantes. En este caso, la diversificación permite una mayor pluralidad de adversidades, que evita la dominancia y mantiene sus poblaciones bajo control. Además, los distintos cultivos se diferencian en la fecha de siembra y la duración del ciclo, lo que permite rotar los manejos culturales, así como al utilizar cultivos plurianuales o forrajeros.
En resumen, la rotación de cultivos nos permite alternar principios activos para el control de plagas. Al rotar entre cultivos con distintas características la acción de los fitosanitarios disponibles también cambia. Estas diferencias aportan diversidad al sistema y reducen la presión de selección que favorece la aparición de las resistencias.
Crea un ambiente propicio para cultivos subsiguientes
Muchos cultivos pueden tener efectos positivos en los cultivos posteriores, lo que conlleva a una mayor producción total. La rotación puede incluso mejorar la calidad del suelo. Mejora la distribución de nutrientes en el perfil del suelo al rotar, por ejemplo, cultivos con sistema radicular profundo que explorarán y extraerán los nutrientes de los perfiles más profundos del suelo. La abundancia de raíces incrementa la actividad biológica. Además, con esta práctica se puede reducir riesgos creados por fenómenos meteorológicos extremos, como sequías o inundaciones. Los suelos más sanos infiltran mejor cuando hay exceso de lluvias y retienen mejor cuando la disponibilidad es baja.
Aspectos para considerar en el establecimiento de rotación de cultivos:
- Incluir siempre abonos verdes/cultivos de cobertura, priorizando la producción de biomasa para mejorar la cobertura y el contenido de materia orgánica del suelo.
- Nunca usar cultivos de la misma especie en la siguiente temporada en un mismo lote.
- Para planificar la rotación de cultivos, los efectos de un cultivo sobre el siguiente deben ser tomados en cuenta, considerando:
- La compatibilidad con el cultivo posterior (por ejemplo: alelopatía).
- Grado de resistencia o tolerancia al ataque de insectos y enfermedades.
- Producción de biomasa: volumen, tipo de rastrojo y disponibilidad de nutrientes.
- Sistema radicular: nivel de exploración de las raíces y cambios en la rizosfera (estructura, porosidad etc.) para el cultivo siguiente.
- Requerimientos nutricionales.
– Por Ximena Rojo Brizuela, coordinadora regional NOA de Casafe –