Cosecharon 93 quintales por hectárea de Baguette 620. En ese lote tuvieron picos de 120 quintales. El asesor describe cuál fue la receta del rinde.
Miguel Guerrico es ingeniero agrónomo y asesora campos en la zona de San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires. Uno de sus clientes es la firma Río Areco, una empresa que pertenece al movimiento CREA y este año sembró más de 900 hectáreas de trigo.
“Esta fue la tercera campaña en la que sembramos Baguette 620 de Nidera Semillas. Y aunque siempre nos dio excelentes resultados, en esta oportunidad nos dejó muy sorprendidos”, aclara el ingeniero al momento de aportar los datos: en un lote de 45 hectáreas rindió 93 qq/ha de promedio. En esta parcela, el monitor de rendimiento arrojó picos de 120 qq/ha. En el resto de la superficie de trigo, los rindes fueron de 78 qq/ha. “Fue una campaña muy buena, pero éstos resultados nos sorprendieron”, aclara.
¿Qué explica estos rindes? Guerrico enumera varias razones: primero el ambiente. También la fecha de siembra, el manejo sanitario y, obviamente, el potencial de la variedad. “Tuvimos una helada el 20 de octubre, muy leve”, arranca aclarando. Y detalla: “como variedad de ciclo intermedio, al Baguette 620 nos gusta posicionarlo en la primera semana de junio o los últimos días de mayo, a partir del 29. En este establecimiento hacemos manejo de densidad tradicional. Reponemos fósforo cada tres años, y esa reposición se la hacemos al trigo. El mismo manejo implementamos con la incorporación de azufre. En la zona empezamos a ver deficiencias de zinc, así que hacemos aportes foliares en macollaje. Y por la seca del año pasado había niveles de nitrógeno en el suelo bastante elevados, así que no fue un año de mucha fertilización nitrogenada. Nosotros siempre apuntamos a suplir todas las necesidades de nitrógeno como para 7.000 kilos de trigo”.
Continuando con la receta del rinde, Guerrico especifica que en lo que hace al manejo sanitario, realizan seguimientos diarios de los cultivos. “Este año hicimos dos aplicaciones con fungicidas, una a fines de agosto y otra en hoja bandera expandida a fines de septiembre”, detalla.
Pero es el clima el que probablemente haya hecho la mayor diferencia. “Tuvimos una primavera fresca. En la zona, por lo general se empieza a cosechar a partir del 28 o 29 de noviembre y este año recién arrancamos a partir del 5 de diciembre, así que se extendieron un poco los ciclos. Y se ve que los trigos siguieron llenando porque no tuvimos golpes de calor ni altas temperaturas en noviembre”, analiza. A su vez, las lluvias acompañaron durante casi todo el ciclo. “Y en lo que hace a calidad, pese al alto rinde, el Baguette 620 tuvo buenos niveles de proteína”, acota.
Guerrico insiste en que no habían visto estos niveles de rendimiento en trigo. “Ha habido un salto tecnológico con estas variedades que se traduce en altos potenciales de rinde. Y estos potenciales se manifiestan cuando al manejo se le suma que el año acompañó con agua y temperaturas adecuadas durante el período crítico”, explica.