Ante la crisis sanitaria por el SARS-CoV-2, el organismo pone a disposición ocho laboratorios de todo el país y una decena de científicos calificados y capacitados con el ANLIS-Malbrán y la Organización Panamericana de la Salud para poder hacer el diagnóstico, en caso de descentralización. Además, integra grupos de investigación para desarrollar un kit serológico y un inmunoterapéutico.
La unión hace la fuerza, reza el conocido refrán. Así es que diversos organismos públicos y privados de la Argentina trabajan de manera articulada a fin de poder dar una rápida respuesta frente a la pandemia del SARS-CoV-2, patógeno que produce COVID-19. En este contexto de crisis sanitaria, el INTA aporta equipamiento, experiencia y personal al sistema público de diagnóstico, liderado por el ANLIS-Malbrán.
“Como parte del sistema de ciencia y tecnología nacional, el INTA colabora con ANLIS-Malbrán con su equipamiento y experiencia”, aseguró Ariel Pereda –coordinador del Programa Nacional de Salud Animal del INTA–. Entre las colaboraciones se destaca una reciente entrega de reactivos de laboratorio para la detección del coronavirus en cultivo celular”.
Además, el INTA seleccionó ocho laboratorios en todo el país para que, en caso de que el sistema de salud pública lo requiera, estén disponibles para realizar análisis por PCR en tiempo real, técnica actualmente utilizada en la Argentina y recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A su vez, una decena de científicos calificados se capacitaron de manera virtual con el ANLIS-Malbrán y la Organización Panamericana de la Salud.
A su vez, el INTA participa activamente en el desarrollo de dos herramientas urgentes para que estén disponibles en el corto plazo: un kit serológico y un inmunoterapéutico, basado en inmunidad pasiva.
El primero permitirá evaluar el impacto que tiene esta enfermedad en la población mediante el análisis de los rastros que deja el virus en el sistema inmune de la persona que fue afectada. “Colaboramos en la producción y diseño del kit de diagnóstico serológico”, detalló Pereda.
Con respecto a la herramienta terapéutica, el especialista especificó que se trata de un shock de un desarrollo para terapia de inmunidad pasiva que permitiría realizar un tratamiento específico para una persona en terapia intensiva que entre en crisis por la enfermedad.
Para ambos desarrollos, el INTA aporta las plataformas de expresión en baculovirus, células de mamífero, nanoanticuerpos VHH, IgY de aves de corral y de suero policlonal en animales de laboratorio.
Una pandemia anunciada
“En el INTA tenemos experiencia en estudiar coronavirus en bovinos, en aves domésticas y silvestres, en porcinos y hasta en murciélagos. Los coronavirus son patógenos que están indicados desde hace mucho tiempo como de gran potencial pandémico”, reconoció Pereda.
Asimismo, el especialista no dudó en asegurar que “esta crisis sanitaria tiene el mismo perfil de otras tantas como la influenza, el MERS o el SARS”. Es que, para Pereda, “en los últimos 30 años, el 80 % de las crisis sanitarias son por virus que saltan la barrera de especie y se transmiten desde los animales a los humanos, enfermedades conocidas como zoonosis”.
Entre los diversos motivos, por los cuales estas enfermedades cruzan la barrera de los animales a los humanos, Pereda destacó la intensificación de las producciones animales, la existencia de mercados de animales vivos en algunos países y el cambio climático que modifica la dinámica poblacional de las especies silvestres, de vectores y su interacción con los animales domésticos.
“En INTA hace muchos años que estudiamos esa frontera para entender la interfase humano-animal y cuál es el potencial de algunos patógenos para cruzar la barrera de especie y afectar a la salud pública”, explicó el investigador.
Para el investigador, resulta “clave” hacer previsiones y anticiparse a estas crisis sanitarias. “Desde el surgimiento del virus de SARS, en 2003, sabemos del riesgo que representaba el virus del coronavirus, Esta pandemia no nos sorprende, sabíamos que podía cruzar la barrera y afectar la salud pública, por eso continuaron las investigaciones al respecto”, reconoció Pereda.
Y recordó: “En 2005, comenzamos a desarrollar capacidades y montamos un sistema de detección y vigilancia de virus Influenza en aves silvestres en los laboratorios de Concepción del Uruguay –Entre Ríos–, Balcarce y Castelar –Buenos Aires–. Los análisis de riesgo indicaban que las aves silvestres acuáticas eran por donde podría ingresar este patógeno a las aves comerciales”.
“Para 2007, comenzaron las tareas de vigilancia en cerdos y para cuando llegó el virus de Influenza A H1N1, el INTA ya tenía la capacidad de detectar el virus de influenza en cualquier especie animal, incluidos la humana”, detalló Pereda quien recordó el aporte de tecnología al ANLIS-Malbrán para la detección de los primeros casos en el país.
El investigador no dudó en asegurar la necesidad de trabajar en el concepto de “Una Salud” de modo colaborativo y coordinado tanto la salud pública, como la animal y la ambiental. “Todas estas capacidades desarrolladas a lo largo de los años pueden ser utilizadas por el sistema de salud frente a cualquier eventualidad o crisis sanitaria, como la que experimentamos hoy con el coronavirus”, concluyó el investigador.