Bajo el lema “Ciencia, producción y sociedad: hacia un manejo sustentable”, comenzó en Mar del Plata el IV Congreso Argentino de Malezas – Asacim, encuentro que refleja la integración de la academia, la industria y la producción como base para contribuir a sistemas agropecuarios que garanticen compatibilizar la generación creciente de alimentos con el menor impacto ambiental y social.
Entre hoy y mañana en el Hotel Sheraton, pasarán por el estrado profesionales EEUU, Brasil y Argentina, ante un público donde también se encuentran técnicos, empresarios, estudiantes de Uruguay, Colombia, Bolivia y Paraguay, sumando más de 700 inscriptos que podrán acceder a 108 posters y 72 exposiciones orales en 48 horas.
Se trata del principal evento científico-tecnológico del año de esta especialidad donde el encuentro permite intercambiar experiencias y conocimientos con los mejores especialistas locales e internacionales.
Más de 10 mil años de agricultura combatiendo las malezas, y sin embargo, en cada barbecho y en cada cultivo se presentan nuevos desafíos. Los grandes desarrollos asociados al control de malezas han contribuido a disminuir su impacto, pero la dinámica del problema, fundada en la capacidad de adaptación de las especies vegetales, hacen que sea un desafío en permanente cambio. Allí, se despierta el interés científico por explicar los procesos que gobiernan esa adaptación y sentar las bases para la aplicación de la tecnología. La innovación contribuye al diseño de las estrategias de manejo, procurando asegurar una producción creciente y respetuosa del ambiente y de las demandas sociales.
ASACIM está destinado a presentar y analizar el estado actual del saber científico en relación a las malezas y, en particular, con todo aquello vinculado a los avances tecnológicos y los nuevos problemas detectados en los sistemas de producción de la Argentina y países limítrofes. Este espacio de encuentro de la ciencia, la tecnología y la producción busca generar y difundir conocimientos que guíen enfoques superadores y promueva el intercambio que frente a la adaptación de las malezas se responda con innovación constante.
Todos estos temas se tratan a través de las conferencias plenarias, mesas redondas y la exposición de los trabajos de investigación, bajo los siguientes ejes temáticos: (i) Resistencia a herbicidas, (ii) Manejo de malezas con herbicidas y tecnología de aplicación, (iii) Manejo integrado de malezas, (iv) Biología y ecología de malezas, (v) Ambiente, sociedad, extensión y educación de las ciencias de las malezas.
“Las malezas están aprendiendo a metabolizar los herbicidas”
El primer expositor de la jornada fue el brasileño Luis Antonio De Ávila (Mississippi State University) respecto a “Cambio climático y la biología y manejo de malezas”. Confirmó en su exposición que “el Cambio Climático va afectar el crecimiento y desarrollo de las malezas” y que “hoy está afectando la eficacia y selectividad de los herbicidas”. A través de los estudios desarrollados con su equipo de trabajo, llegó a la conclusión de la necesidad de “adaptar el sistema de cultivos a la misma velocidad que crecen y se desarrollan las malezas, con la creación de tácticas que sea resilientes. Vamos a tener más malezas en el futuro especialmente en siembra directa con mayor resistencia a los herbicidas”. Confió que “es difícil diseñar un experimento sobre la hipótesis de que las malezas están aprendiendo a metabolizar los herbicidas, debido a su rápida evolución”.
En el marco del CC el aumento del CO2 y la temperatura son los grandes desafíos a afrontar en la producción de cultivos y la ciencia de malezas. Como ejemplo demostró que en muchos cultivos el C02 permite un mayor crecimiento, sin embargo, en algunas malezas ese aumento genera un menor crecimiento.
Por último, al referirse al efecto transgeneracional, indicó que “antes no entendíamos que los marcadores genéticos podrían trasladarse por generaciones, ahora logramos comprobarlo” y afirmó: “Le estamos enseñando a la planta cómo generarse defensas contra los herbicidas”.
«Variación genética de las malezas como respuesta a las prácticas agrícolas”
Este último punto expuesto por De Ávila fue retomado por Martín Vila-Aiub (FAUBA – CONICET) en su disertación “Las malezas como parte integral de los sistemas productivos agrícolas: mecanismos y adaptaciones evolutivas que permiten su éxito reproductivo”
Tras señalar que “dentro del consumo de fitosanitarios los herbicidas son los más usados, lo que refleja que las malezas son una parte integral de los sistemas productivos agrícolas”, afirmó que “se ha detectado una variación genética de las malezas como respuesta a las prácticas agrícolas”, así como “el mimetismo fenológico y morfológico, que permite la aparición de nuevos ecotipos de malezas similares a los cultivos”.
En este sentido y en vinculación con el Cambio Climático, también se detectó “una coevolución de las malezas con las técnicas de cosecha. Las malezas con más dormición tienen mayor tamaño de semillas y coevolucionan para hacerse resistentes”. Como ejemplo de los mecanismos de resistencia también mencionó una “traslocación baja, bajo ingreso del herbicida a la célula, y en algunos casos la rápida senescencia foliar que impide que se trasloque a las hojas jóvenes”.
Y si bien hay tecnologías para reducir el banco de semillas en los lotes, como las cosechadoras y los destructores de semillas, “las malezas también se adaptan floreciendo con menor altura, más rápido y con mayor resistencia”.
¿Lo que cambia es la constitución genética o los genes que se expresan por la presión ambiental? “Las dos cosas”, señaló el especialista al tiempo que finalizó recordando que “las mutaciones hasta hoy las consideramos al azar, pero hay genes que mutan más que otros. Hay muchos herbicidas hormonales que siguen funcionando, pero ojo porque muchas especies han logrado sortearlos a través del metabolismo. Por ahora esa resistencia es baja, pero quién sabe qué pasará con su continuo uso”
Mesa redonda: Resistencia a Herbicidas
Con Julio Scursoni (FAUBA) como moderador, comenzó su exposición sobre “Problemática de malezas resistentes a herbicidas en la región centro/sur de Buenos Aires”, Víctor Juan de la UNICEN, quien aseguró que “el fenómeno de la resistencia es evolutivo, adaptativo. Somos generadores y portadores de esos biotipos resistentes, de unas zonas a otras”.
Con respecto a lo que sucede en el sur de la Provincia de Buenos Aires, indicó que ”las crucíferas son una de las principales problemáticas, con resistencia a herbicidas inhibidores de ALS, a glifosato (resistencia transgénica), y a herbicidas hormonales (2,4-D). El raigrás, yuyo colorado y cebadilla criolla son otras de las especies presentes en la zona con denuncias de resistencias a herbicidas de distinto modo de acción”.
Consultado sobre cuál es la expectativa respecto a que otras especies puedan aparecer en la zona, respondió que “probablemente tengamos nuevos casos. Hay algunas malezas que nos tienen preocupados, se están haciendo omnipresentes en lotes que habían desaparecido como la quinoa y la chinchilla. Más las que bajan del norte por dispersión natural o por nosotros mismos. Hay más malezas resistentes de las que podemos estudiar o reconocemos. Hay falta de reporte, hay subestimación sobre el tema”. Por su parte, el consultor Ramón Gigón disertó sobre el “Lolium sp. , una especie ‘líder’ en resistencia a herbicidas”. Se presentaron los casos de resistencia en Argentina, en primera instancia a glifosato y luego resistencias dobles y triples a glifosato, ALS y graminicidas.
“Hay cruzamientos entre las principales especies en la provincia que son L. perenne, y L. multiflorum, lo que genera variabilidad entre los híbridos. Se estudiaron mecanismos de resistencia encontrando algunas mutaciones de punto que generarían resistencia de sitio activo, aunque en la mayoría de los biotipos la principal resistencia es metabólica, incluso pueden confluir los dos mecanismos”, expresó. También se presentaron las principales herramientas químicas de preemergencia, la incorporación de cultivos de cobertura en conjunto con aplicación de herbicidas y algunas herramientas mecánicas en conjunto con herbicidas para el manejo de estas poblaciones.
Por último, Valeria Perotti de la UNR, presentó “Investigando el origen de la triple mutación en EPSPS de Amaranthus hybridus”, una especie “con niveles extraordinariamente altos de resistencia al glifosato”. Amaranthus hybridus tiene a nivel mundial 6 denuncias de resistencia a glifosato, tres de los cuales se originaron en Argentina: “Los niveles que encontramos eran realmente muy elevados, casi 20 veces la dosis de campo era necesaria para controlar el 50% de la biomasa”, indicó. Por tal motivo, la enzima EPSPS se analizó en busca de mutaciones que pudieran ser responsables de los altos niveles de resistencia, encontrando tres mutaciones en ella. Se estudio también la expresión de dicha enzima, que no tuvo variaciones importantes respecto de los biotipos sensibles.
Mesa Redonda: Manejo Integrado de Malezas
Para cerrar la mañana, se llevó a cabo la Mesa Redonda sobre Manejo Integrado de Malezas (MI) con moderación de Betina Kruk (FAUBA). «El impacto de secuencias de cultivos en períodos cortos de tiempo sobre la composición del enmalezamiento”, abrió el encuentro de la mano de Emilio Satorre (FAUBA) quien no dudó en afirmar que “el aumento de especies resistentes a los herbicidas representa uno de los principales desafíos a resolver por el cultivo de granos”. En tal sentido, «muchos trabajos buscan la causalidad de los problemas con un enfoque experimental para discriminar los factores. Pero también podemos buscar e interpretar las causales basándonos en hechos observacionales. Nosotros venimos trabajando sobre las dos aproximaciones”.
Al respecto informó que “las distintas rotaciones de cultivos son un organizador clave de la composición de una comunidad de malezas en el cultivo. El número de especies de malezas fue elevado a nivel de establecimiento, pero hay diferencias en su distribución. Las fuerzas que determinan ese cambio en las comunidades pueden ser por ejemplo el nivel de intensificación (N° de cultivos por año), lo que genera cambios en las malezas más frecuentes en función de la intensificación de los sitios. Por ejemplo, las rotaciones con la inclusión de trigo, o cultivos de invierno disminuyó la frecuencia de aparición de yuyo colorado, no así las que incluían mayores participaciones de cultivos de verano, como la soja”.
Paso seguido, el uruguayo Alejandro García (INIA) se refirió a “Cultivos de servicio en precosecha de soja como herramientas para reducir el uso de herbicidas en sistemas agrícolas”, no sin antes advertir que “todos coincidimos en que se nos vienen presiones sociales y productivas que nos obligarán a ver la estrategia de herbicidas que tenemos. Es momento de revisitar viejas estrategias que incluyen la ecología”.
Se probaron densidades de cultivos de servicios y su efecto sobre las malezas y se comprobó que “independientemente de la densidad de siembra, hubo un buen efecto supresor de malezas”. Como resultado “la biomasa de malezas dentro del cultivo de soja, medida postcultivo de cobertura, reflejaron reducciones de hasta un 90% de malezas dependiendo de las condiciones de cultivos (por ejemplo, nivel de rastrojo del mismo)”.
Por último, “Residuos de cultivos de cobertura y su efecto sobre el número y materia seca aérea de malezas”, estuvo a cargo de Victoria Buratovich de INTA quien detalló las ventajas del cultivo de cobertura sobre el desmalezamiento y cómo el impacto de los residuos afecta el banco de semillas. Al respecto, indicó que “hay efectos positivos como una mayor humedad que permiten una mayor germinación de las malezas, y negativos asociados a las barreras físicas de los residuos”.