La presidente de YARA Argentina y directora Regional, Margarita González habló de su etapa universitaria y desde el punto de vista agroindustrial detalló que el mercado de fertilizantes a nivel global está en un momento de gran volatilidad pero también de notorias oportunidades. Por qué Argentina está en el juego grande de esta industria y qué pasa con el abastecimiento y los precios.
Margarita González es ingeniera agrónoma, graduada en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, una instancia formativa que le aportó no sólo conocimientos técnicos, sino también una visión del mundo laboral, de las vinculaciones entre las distintas personas y un compromiso con el trabajo, que la llevaron a liderar la sede local y regional de Yara, una multinacional líder a nivel mundial en la industria de fertilizantes.
En este diálogo exclusivo con Cosecha Propia, consideró que en un mundo tan cambiante, y a la vez desafiante, en el que la sustentabilidad juega un rol vital en la productividad, son esenciales la innovación, la inversión y la apuesta a las nuevas tecnologías.
La entrevista completa en el canal de Youtube de la Facultad:
–¿Qué te aportó la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ como herramientas para tu desarrollo profesional?
Más allá de lo puramente técnico, me dejó un concepto de cercanía con las personas, de adquirir la habilidad de vincularme con colegas con backgrounds muy diferentes. En la facultad había mucha gente del interior, entonces entender las diferentes visiones, las distintas experiencias que cada uno traía, para mí fue muy enriquecedor.
Al mismo tiempo la facultad tiene como característica la cercanía, y de alguna manera las autoridades estaban al alcance de la mano, dando la perspectiva de que cuando uno busca hay respuesta, no importa si uno habla con pares o hacia arriba. Esa dinámica de jerarquías para mí fue muy rica y me permitió también vincularme en una compañía grande, como es Yara a nivel global, independientemente del nivel del interlocutor, en términos de la organización, con respeto y con profesionalismo para poder llegar a acuerdos, coordinar acciones y tener buena colaboración.
Así que el factor de colaboración, que primaba en la cultura de la facultad también me ayudó y me enseñó muchísimo de cómo después en el mundo laboral uno puede también capitalizarlo y es súper importante.
–¿Qué rol le asignas a la comunicación para un puesto como el que tenés en Yara?
La comunicación es todo. Podes ser el mejor técnico del mundo pero si no podes comunicarlo y lograr multiplicar los mensajes, es muy difícil ganar escala. En la medida en que uno va creciendo en la carrera, dependés de otros para poder multiplicar y tener impacto. Es imprescindible realmente poder comunicar y no solamente en términos de lo que uno transmite o de cómo enuncia un mensaje, sino de la escucha, comunicación en dos vías. La comunicación sucede en los oídos y en los ojos de la otra persona. Entonces, poder sintonizar, ajustar, poder enganchar es un gran desafío. Todo lo interpersonal es fundamental para completar un perfil profesional.
–Cuando estabas estudiando ¿pensaste en algún momento que tu carrera iba a llevarte a un puesto de tal envergadura?
Realmente no me imaginaba y, de hecho, en los primeros años de mi carrera cuando me preguntaban en las entrevistas cómo te ves de acá a 10 años. Pensaba ‘Uy, es una pregunta súperdifícil’. La verdad es que la vida te va llevando y la construcción se hace en el día a día. Pienso que más que hablar de carreras, uno habla de caminos. Se van abriendo puertas, uno va tomando decisiones, va eligiendo. El liderazgo en la vida profesional tiene una perspectiva súperimportante y más en el contexto argentino, donde cada decisión se cruza con lo profesional, la vida personal, en un contexto país que cambia todo el tiempo.
Hay que tener muy claro lo que uno está dispuesto a hacer y lo que uno quiere como camino, independientemente de dónde llegues. Si mañana llegas a ser CEO o analista, mientras que estés haciendo lo que te guste, eso es lo importante.
Por eso, y ahora hablándole a los alumnos, les digo conózcanse a ustedes mismos y siempre céntrense en lo que les da placer, en los que les da retribución, más allá del salario, más allá del título, porque trabajamos muchas horas por día, entonces si hacemos algo que no nos gusta, es una tortura.
–¿Qué es Yara y qué hacen aquí en Argentina?
Yara es una compañía noruega, que está en más de 150 países actualmente, con oficinas propias en 50 países. El modelo de negocios de Yara es diverso en diferentes mercados, en Argentina nuestra cadena comercial está muy apalancada en la distribución, o sea en agronomías, cooperativas, clientes que a su vez venden a productores y en algunos casos también, tenemos venta directa a productores.
La estrategia y la ambición de Yara es construir un futuro alimentario positivo para la naturaleza y con este lema, de alguna manera, estamos buscando traccionar, implementando tres ejes principales: la neutralidad climática, la agricultura regenerativa y la prosperidad.
Voy a empezar por prosperidad porque es como el más terrenal y el más del día a día. Para que haya todo lo demás necesitamos que sea un negocio para el productor, para la cadena de distribución y para Yara. Entonces, rentabilidad y productividad son dos ejes que son súperimportantes, Así que todo lo que hacemos tiene un racional de negocio detrás. Y sabemos que tiene que ser un negocio para todos, porque si no, no hay futuro.
En cuanto a neutralidad climática, como compañía noruega la sustentabilidad es una licencia para operar, no es que es algo lindo que en algún momento vamos a empezar a implementar, está muy anclado en el corazón de la empresa. Se han invertido muchos millones de dólares para poder decarbonizar y hacer las plantas de producción de fertilizantes más eficientes. Y a su vez, para que en campo también podamos traccionar recomendaciones que hacen al buen uso de los fertilizantes.
Somos una compañía de nutrición de cultivos. Tenemos más de 800 agrónomos en campo a nivel global y esa escala, coordinada con los centros de investigación que tenemos, nos da conocimiento, nos da un brazo para poder ser referentes en la agronomía de la producción de cultivos.
En este eje en Argentina somos también pioneros. Este año vamos a ser los primeros que estaremos abasteciendo a un productor de fertilizantes verdes. En este caso son fertilizantes nitrogenados, a base de nitrato de amonio calcáreo magnésico, pero la matriz energética es libre de combustibles fósiles. Entonces toda la energía que antes venía del gas, ahora va a empezar a venir en este proyecto de energía eólica hídrica y solar.
Éste es un proyecto superinnovador dentro de la industria de los fertilizantes. El primero en abastecerse va a ser una cooperativa sueca y el segundo va a ser Argentina, así que es un orgullo enorme y estamos justo en este momento con el primer batch de producción en la planta de Países Bajos. Esta es una gran noticia.
Por el otro lado, la agricultura regenerativa es un sistema de producción basado en resultados, no en los inputs. Considera qué es lo que se está impactando. En esos impactos se observan la biodiversidad, el carbono en el suelo, la neutralidad climática en términos de huella de carbono de los cultivos, la productividad y la eficiencia de uso de recursos (agua, nutrientes, tierra).
Es un concepto muy holístico porque en el corazón de esto está la cadena de alimentos. Sabemos que tenemos que abastecer a una población mundial que está creciendo exponencialmente, con un recurso tierra que es limitado.
Entonces, si tenemos que crecer en la producción de alimentos con este recurso que es limitado y, al mismo, tiempo proteger al planeta, realmente hace falta mirar el sistema productivo de otra manera.
–En cuanto a los fertilizantes verdes ¿cuándo se va a lanzar y cuándo estará en el mercado argentino?
Hemos firmado el primer acuerdo de comercialización con un productor, en el mundo. Esto quiere decir que no vamos a traer el producto en forma masiva, para comercializarlo en todos los canales, sino que es un acuerdo por ahora limitado a este caso. Al ser un proyecto nuevo tiene muchísimas aristas que condicionan el éxito en términos de tiempo y de volumen de producción.
Esta experiencia piloto es con el productor de papas Walter Hernández (Parque Papas, de Otamendi, provincia Buenos Aires), además de traerle los fertilizantes e incorporarlos a su producción también estaremos trabajando en lo que es la trazabilidad y la certificación de esa papa en cuanto a su huella de carbono.
Cuando uno mira la huella total de carbono en un producto a la puerta del campo, en la papa aproximadamente el fertilizante pesa casi un 30%. Con los fertilizantes de Yara versus los commodities logramos bajar un 25% la huella de carbono a la puerta del campo, con los nuevos fertilizantes verdes logramos bajar un 20% respecto de ellos. Es muy potente.
Hay una carrera en cuanto a las capacidades productivas en los fertilizantes verdes. También hay otra corriente que son los fertilizantes azules, que es otra tecnología diferente, pero es en la misma carrera de la decarbonización.
–Entiendo que la sustentabilidad es el core del negocio de Yara. ¿Hacia qué productos están enfocados los fertilizantes de la compañía?
La verdad es que tenemos un portfolio muy flexible. Históricamente, hemos estado presentes en segmentos como la yerba mate, donde somos muy fuertes, las hortícolas, el tabaco, los limones, el ajo en Mendoza. Estamos presentes en las economías regionales, también en los cultivos extensivos como maíz, trigo, soja.
Básicamente, en cuanto a tipo de productos, somos una compañía de nitratos. En el mercado de fertilizantes el grueso es urea, en el caso de Yara somos productos base nitratos. ¿Qué quiere decir? Que la forma de nitrógeno que traen estos productos es una fuente diferente y es una fuente mucho más eficiente. Tenemos bases de datos de más de 300 ensayos en Argentina en los últimos años, en los estudios de investigación vemos que, en términos de productividad de los cultivos por unidad de nitrógeno, podemos alcanzar eficiencias de más del 50%, en el uso del fertilizante.
–El mercado de fertilizantes a nivel global está muy volátil a propósito de la guerra en Ucrania. ¿Cómo se encuentra hoy oferta de fertilizantes y qué pasa con los precios?
Es bien complejo. Estamos en un mundo con altísima volatilidad y lo que hemos visto es que esa volatilidad no va a estabilizarse o a volver a niveles de como hacen cuatro años atrás. Los conflictos que ahora estamos viendo tienen mucho que ver con la energía y los fertilizantes están vinculados a la energía muy claramente. Y estas crisis empiezan a ser elementos disruptivos en las cadenas de abastecimiento.
Durante el inicio de la guerra, Yara se estaba abasteciendo fuertemente de Rusia en cuanto a materias primas como el amoníaco y elementos de minería. Toda esa cadena de abastecimiento se tuvo que migrar y mutar. Todo eso hizo que se muevan las cadenas de abastecimiento, que cambien los procesos productivos, que modifiquen los procesos en las plantas porque al ser las materias primas las que cambian también los procesos en las plantas. Todo un recorrido bastante complejo.
En Argentina lo que está pasando ahora es un poco distinto o le agrega una capa de complejidad, que es el ritmo de las importaciones y las posibilidades de los pagos afuera, eso también le agrega una capa de complejidad a la disponibilidad.
–¿Cuáles son los tres desafíos más importantes que ves en la Argentina que viene?
Tenemos brechas de rendimiento, que van entre el 30 al 40%, hay tecnologías disponibles, hay prácticas de manejo disponibles, entonces hay que hacer un cambio para aprovechar el potencial enorme todavía por recorrer. Creo que hay un desafío en la adopción de tecnología, que también tiene que ver con el riesgo que el productor puede tomar y en ese caso, nosotros como compañías que hacemos el mercado en cuanto a tecnologías, debemos impulsar mucho más la transferencia de conocimiento y de herramientas para mejorar la producción.
Otro desafío es la adopción de fertilizantes, no solamente por lo que van a aportar para cerrar esta brecha de rinde, sino también por el cuidado del suelo. Hoy estamos con niveles de reposición muy bajos. Tenemos el 50% de reposición en nitrógeno y en fósforo, es decir que de lo que extraen los granos y se quita del sistema versus lo que estamos aportando, estamos al 50%. Eso es realmente muy poco e implica minería de suelo, pero también de carbono, porque los microorganismos comen nitrógeno, en la medida que no le damos de comer, ese nitrógeno extingue los microorganismos.
La otra pata me parece que es la logística. Somos conscientes de que para fertilizantes es importante visibilizar que hay muchos desafíos y cuellos de botella en las recepciones de los barcos, las demoras son altas, no es eficiente el sistema y no tiene que ver con el puerto o con el muelle, si no con los volúmenes que son muy concentrados por ser una temporada muy corta en Argentina, muy estacional. Además hace falta inversión y más infraestructura.