Las propuestas presentadas por las provincias de Buenos Aires y Córdoba en materia tributaria subestiman la necesidad imperiosa de reducir la presión impositiva para generar inversiones y empleo en todo el país.
Desde 2002, la presión tributaria de todas las provincias aumentó, en promedio, 78% más que la economía. El impuesto a los Ingresos Brutos, un tributo provincial, es hoy el tercero en recaudación del país, después de dos impuestos nacionales: IVA y Ganancias.
Si bien Buenos Aires y Córdoba están planteando reducir este impuesto, esa baja es muy leve en lo inmediato y tiene un alcance muy limitado.
Sin embargo, para el impuesto a la propiedad inmobiliaria rural, las dos provincias están previendo aumentos muy elevados, por encima de cualquier proyección de inflación. En consecuencia, aun considerando la reducción prevista en Ingresos Brutos, la presión tributaria para el campo aumentaría.
En el caso de Buenos Aires, el aumento del 50% más que duplicaría la inflación prevista para este año. De concretarse, el impuesto a la propiedad inmobiliaria rural registrará una suba de 170% en tres años. Se agrava aún más en los casos de campos que ARBA revaluó de oficio, en 2017, o aquellos campos que están alcanzados por el impuesto inmobiliario complementario.
En el caso de Córdoba, el incremento propuesto es del 37%, en promedio. Con esto se acumularía un aumento del 155%, en tres años.
El impuesto a la propiedad inmobiliaria rural es un tributo de naturaleza territorial que, con las modificaciones de los últimos años, se está desvirtuando para transformarse en un impuesto patrimonial.
En los últimos días, el presidente de la SRA, Daniel Pelegrina, y directores de la entidad de Buenos Aires y Córdoba han planteado a los ministros de Agroindustria y otros funcionarios de esas provincias la necesidad de rever los aumentos propuestos por los ejecutivos provinciales.
Como ambas propuestas tienen una instancia de debate legislativo por delante, instamos a que se tenga en cuenta la posición de la producción.
El campo demostró que la reducción de la presión impositiva genera inversión y trabajo, ya que una vez que se le quitaron las retenciones para ponerlo en igualdad de condiciones con los otros sectores de la economía aumentó la producción. Desde entonces tuvimos dos cosechas récord y una importante recuperación de la ganadería. Por eso, es importante seguir profundizando ese camino para poder continuar aumentando la inversión y el empleo.