En estas fechas, los productores del sur de la provincia de Buenos Aires trabajan arduamente ya que se encuentran, entre otras cosas, en plena siembra de cebada. Esta actividad debe formar parte de un plan de Buenas Prácticas Agrícolas, que comienza con un Manejo Integrado de Plagas (MIP) y que incluye el monitoreo periódico y la rotación de cultivos.
Dentro del MIP, se encuentra incluido el adecuado manejo de enfermedades. En el caso de la cebada, una de las que más la afecta es la ramulariosis, salpicado necrótico o mancha de la hoja por Ramularia (Ramularia collo-cygni), un hongo al que todas las variedades de cebada comerciales en Argentina son susceptibles. Para conocer más sobre ella nos contactamos con Ignacio Erreguerena, Licenciado en Ciencias Biológicas con orientación molecular y patología vegetal de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Actualmente se encuentra cursando un doctorado en Ciencias Agrarias en la escuela de posgrado de la Facultad de Ciencias Agrarias de la misma universidad. Ignacio es un gran experto en la temática. Fue investigador de INTA Balcarce desde el 2011 y desde el 2020 desarrolla actividades en el Grupo Protección Vegetal – Sección Fitopatología de la EEA Manfredi.
¿Qué es la ramulariosis y qué daños genera?
Es una enfermedad que se evidencia a partir de floración en adelante. Se inicia como pequeños puntos necróticos “salpicados” sobre la lámina foliar en ambas caras, pero puede afectar también otros órganos aéreos. Alrededor de los puntos necróticos se evidencia un halo o círculo clorótico amarillento. Luego avanzado el cultivo estos síntomas evolucionan en manchas más grandes rectangulares, provocando un secado anticipado del cultivo, pérdidas en rendimiento de hasta 1 tn/ha (en casos severos) y, sobre todo, disminución de calidad del grano (calibre).
¿En qué parte del cultivo se encuentra? ¿Surge en algún momento en particular?
Es un hongo hemi-endófito, por lo tanto, su estrategia es invadir y colonizar de forma sistémica toda la planta. Es muy difícil detectarlo porque crece junto a la planta sin evidencias externas de su presencia en el hospedante. Su diagnóstico temprano recae en técnicas moleculares como PCR cuali o cuantitativa.
Luego, alrededor de floración, comienza su fase necrofítica que es donde se observan los síntomas. Su fuente de inoculo principal es la semilla, aunque cuenta con otras fuentes como múltiples hospedantes alternativos (otras gramíneas) y puede permanecer en rastrojo.
¿Qué importancia cobra el monitoreo para el control de esta enfermedad?
En este caso la importancia del monitoreo no es tan importante o relevante como para otras enfermedades fúngicas. Dado que, cuando observamos los síntomas, la planta ha sido ya invadida y en la mayoría de los casos es tarde para la intervención con un fungicida.
¿Cuál es la recomendación para su manejo?
La mancha por Ramularia es una enfermedad esporádica muy dependiente de las condiciones ambientales que atraviesa el cultivo en un año en particular. Excesos hídricos durante macollaje y encañazón con ausencia de largos periodos sin lluvias, favorecen el desarrollo y aparición de síntomas por este patógeno.
En estos tipos de años es importante recordar que la aplicación de fungicidas es previa a la aparición de síntomas. La ventana de aplicación va desde el estadío de tres nudos hasta aristas visibles, pero el mejor momento es alrededor de la hoja bandera. Formulados que incluyan carboxamidas y/o triazolintionas en doble o triple mezcla deben ser los únicos fungicidas considerados para el control de esta enfermedad.
En base a sus estudios sobre la enfermedad, ¿Cuáles son las estrategias para minimizar el riesgo de resistencia de la ramularia?
Algunas de las estrategias recomendadas son: implementar variedades de buen comportamiento contra otras enfermedades, rotar los lotes para evitar siembra de cebada sobre cebada. Esto reducirá las aplicaciones sobre el cultivo y así la intensificación del sistema productivo. En el caso de ser necesaria una aplicación para el control de Ramularia, hay que tener en cuenta la utilización de mezclas que contengan en lo posible más de un ingrediente activo específico para esta enfermedad con distinto modo de acción. También se recomienda evitar la subdosificación de estos formulados sin información fehaciente que lo sustente y el uso de carboxamidas en no más de dos veces en el mismo cultivo (incluyendo en semilla).