Fuertes aumentos de los precios de ternero y del maíz generan quebrantos en los feedlots; qué se puede hacer para mejorar los resultados
En estos días, muchos responsables de feedlots se sienten acorralados y sin salida: deben pagar muy caro el ternero de reposición y el maíz, y enfrentan precios relativamente bajos del novillo gordo. El resultado es que la actividad opera con fuertes pérdidas en la actualidad, que amenazan prolongarse por varios meses. Esto podría tener repercusiones en la oferta y en los precios futuros de la hacienda y de la carne al público. Sin embargo, también hay ajustes que se pueden hacer en las empresas, para pasar mejor el mal momento. El tema ha sido tratado por Diego Ponti, analista de Ganados y Carnes de la consultora AZ-Group.
Buen comportamiento durante la pandemia
Durante la pandemia, la ganadería argentina ha demostrado el poder de compatibilizar economía y salud. Fue capaz de atravesar una crisis económica mundial sin precedentes, en la que la oferta de varios rubros fue puesta en jaque. Así, la faena creció 2,29% en los primeros ocho meses del año vs igual periodo de 2019, y las exportaciones aumentaron 17% de enero a julio. Desde la óptica de los productores, también creció la demanda de semillas forrajeras, fertilizantes y maquinarias.
Sin embargo, al momento de analizar el impacto económico en los distintos actores de la cadena ganadera, irrumpe el feedlot de consumo como principal afectado. Los números son elocuentes: el margen bruto instantáneo a mitad de septiembre muestra un rojo en torno a los 6000 pesos por cabeza para un modelo intensivo de encierre con peso de entrada de 180 kilos y un peso de salida de 320 kilos durante 132 días.
Pérdidas palpables
Una radiografía rápida del negocio muestra un fuerte encarecimiento de sus principales insumos: ternero y maíz. El macho para reposición duplicó su valor en un año. Luego de varios años de retraso, en plena zafra y pandemia, evidenció un crecimiento acelerado de precios. Entre marzo y septiembre de 2020 el valor del ternero de 160-180 kilos subió 40% y los plazos de pago se acortaron: por lo general no superan los 30 días.
A su vez, el precio del maíz despertó luego de un primer semestre calmo, en el que la cotización internacional, atada al tipo de cambio oficial, contuvo los precios de este ingrediente clave para los engordes intensivos. Entre junio y septiembre la cotización del cereal disponible creció 40%. El comprador de maíz quedó literalmente encerrado, con un ternero ya comprado, y un alimento que pegó el salto con la hacienda en pleno engorde.
Simultáneamente, el precio del novillito/vaquillona especial para consumo se movió, pero a un ritmo muy inferior al de la invernada y no alcanzó para revertir los resultados negativos. Una relación de compraventa que arranca tan cuesta arriba, con poco tiempo y kilos por delante, depende mucho de una mejora significativa del precio de venta en el corto plazo.
Entonces, la brecha entre el novillo gordo y la reposición se ubicó en torno al 50%. En septiembre, el costo implícito de cada kilo producido (valor venta-valor compra/kg. ganados) es de 67,42$/kg., mientras que los costos de producción hoy superan los 90$/kg.
No es novedad que el margen inicial de un encierre dé negativo; sucedió en 24 de los últimos 45 meses. Pero, generalmente, entre el momento de encierre y de terminación, el precio de venta crece y da vuelta el negativo inicial. Por ejemplo, el novillito liviano que salió a mitad de agosto al mercado (112$/kg) partió de un ternero de 106$/kg en abril.
No obstante, en esta oportunidad se presentan dos particularidades que generan dudas en la evolución del negocio feedlotero: a) La profundidad del resultado negativo exige, al menos, un crecimiento del precio de venta del gordo del 20% en cuatro meses. Difícil. Desde 2017 hasta la actualidad no hubo una brecha tan amplia entre un punto de partida adverso y el punto de indiferencia para llegar a cero. b) Las expectativas no son alentadoras. Generalmente se considera que el consumo interno tiene poca capacidad de convalidar aumentos importantes en los precios de la carne. Este año, esa debilidad del poder de compra argentino se potencia por una brusca caída de la actividad económica. Según Indec, el consumo cayó 40% en junio. Entonces, hacia adelante se hace difícil pensar en ese aumento mínimo necesario del 20% de la hacienda en pie, que se traduciría en una media res puesta en la carnicería superando los 500$/kg. Asimismo, los costos de producción crecen: el maíz tiene perspectivas alcistas de aquí a fin de año, ya que la posición diciembre de 2020 cotiza 14% por encima de su valor actual.
Qué hacer
A pesar de que las variables de mayor impacto sobre el negocio describen un escenario oscuro para la actividad, siempre tiene que haber un espacio y un tiempo de mejora en la empresa para reducir al mínimo los daños en los pasajes negativos y potenciar al máximo los buenos tiempos.
Desde lo productivo hay poco margen de acción en este tipo de negocio. El feedlotero es tomador de precio sobre 180 kilos de los 320 con los que luego sale al mercado. Dentro de los 140 kilos bajo su injerencia, es fundamental el trabajo del equipo en la empresa.
Como punto de partida tiene que saber muy bien qué compra. El 60% de los costos del engorde a corral corresponden a la reposición. No todo es lo mismo: a igual consumo, un ternero que gana 100 gramos menos por día que otro de igual precio, implicará más días en encierre y margen menor.
La valoración objetiva del principal insumo del negocio es un aspecto clave por considerar; la democratización tecnológica hoy permite avanzar con mayor facilidad hacia una ganadería de precisión.
En segundo lugar, hay que poner el foco en el alimento. Representa un 30% de los costos de producción y sobre este segmento se pueden encontrar muchas oportunidades de mejora. Es importante medir y analizar la calidad del balanceado y los resultados que se obtienen con él.
Además, hay que adecuar los sistemas a las posibilidades reales de la empresa y preguntarse: ¿cuento con los recursos necesarios? Muchas veces, el partido entre el mixer o el autoconsumo se termina definiendo con la disponibilidad o no de un responsable de suministrar periódicamente el alimento.
Por otro lado, frente a la ecuación económica negativa actual del negocio, algunos podrán implementar una recría pastoril previa al encierre a corral.
Como estrategia comercial, en momentos de descapitalización, y hasta que mejoren las condiciones del negocio, no habría que descartar la alternativa de brindar el servicio de hotelería, con animales de terceros, que permite mantener operativa la capacidad instalada y evitar que se disparen los costos fijos.
El último desafío es el precio de venta. Con los números de hoy, una mejora del 5% en el precio de venta reduce en 24% el saldo negativo, un factor que no debería quedar librado al azar. Las herramientas para cobertura de precios de compra y venta están disponibles a través de la plataforma Matba/Rofex, pero han tenido muy bajo nivel de utilización. Es un desafío trabajar y proponer las mejoras que se consideren necesarias para que este mercado se convierta en una herramienta utilizable.
En síntesis: La empresa feedlotera enfrenta hoy un negocio afectado por una multiplicidad de variables, muchas de la cuales son exógenas. Esas no se pueden arbitrar, pero sí se pueden identificar y tratar de interpretar su comportamiento. Hay otras que están al alcance de la mano y obligan a no quedarse quietos. Todo cambio drástico en los presupuestos obliga a salir de la zona de confort. La diferencia de actitud está en ser proactivo, y tomar decisiones para nadar hacia un destino determinado, o simplemente dejarse llevar por la corriente.