Con clima, sanidad y márgenes alineados, el maíz tardío recupera protagonismo y se convierte en una alternativa competitiva en Córdoba, la región central y el centro bonaerense gracias al abanico de híbridos de distinto ciclo. Qué tener en cuenta, zona por zona.
Las abundantes precipitaciones registradas este año, la histórica siembra de trigo y el alejamiento del fantasma de la chicharrita, son tres factores claves que abren una gran oportunidad para el maíz tardío.
Como punto de partida se destacan los perfiles recargados en gran parte del país y lotes que presentan buena humedad inicial. Incluso, en zonas afectadas por excesos hídricos en la provincia de Buenos Aires, que llegarán muy justos a la siembra tardía, el maíz de ciclos cortos se presenta como la mejor alternativa para evitar las heladas tempranas.
A ese escenario se suma un dato clave: la fuerte reducción del riesgo sanitario por chicharrita. Según el 29° Informe de la Red Nacional de Monitoreo, la presencia del vector Dalbulus maidis cayó a niveles mínimos en las regiones Centro–Norte (90% de las localidades sin detección y el 10% en categoría más baja) y Centro–Sur (98% sin presencia).
A simple vista, la foto actual es mucho más favorable que la del ciclo anterior y permite planificar maíces tardíos con mayor previsibilidad.
En tanto, términos económicos, el maíz vuelve a ofrecer una relación insumo/producto atractiva, especialmente en planteos de esta fecha de siembra, donde una propuesta de densidades más bajas diluye la inversión en semilla.
“Un maíz tardío que supere los 5.000 kg/ha deja un margen superior al de una soja de segunda de 1.800 kilos, mirando el precio a futuro”, señala Leandro La Ragione, Gerente de desarrollo de producto de Stine.
Más allá de estas condiciones generales, es importante repasar la situación zona por zona.
Córdoba norte y centro: el tardío se sostiene
En una región históricamente dominada por el tardío (85% del área), las lluvias habilitaron un aumento del maíz temprano, pero sin reducir fuertemente la superficie tardía, que sigue siendo la siembra más segura dentro del esquema de rotación.
Para estos ambientes, La Ragione destaca el híbrido ST 9820 CL vip3, un “petiso”, muy sano frente a tizón y enfermedades de caña, con gran tolerancia al vuelco y quebrado. “Son los maíces que se siembran en enero y se cosechan en septiembre. Ahí, la integridad con la que llega el ST 9820 CL vip3 a la cosecha demorada, es protagonista central”, resume.
Franja central: entre el boom del trigo y una ventana ajustada
En el corazón productivo, el trigo viene con rinde alto y fuerte extracción de nutrientes. La siembra de maíz tardío será viable, confiando en que se mantengan las recargas de diciembre, sobre todo para planteos sobre rastrojo del cereal de invierno, pero sin minimizar la fertilización del maíz posterior.
Con fechas del 5 al 15 de diciembre, Stine propone híbridos de ciclo completo como el ST 9939 vip3.
Pero cuando la ventana se achica, las oportunidades aparecen en los ciclos cortos, que permiten evitar heladas, adelantar madurez y llegar a cosecha con menor humedad y menores costos de secado.
En esta región, el recomendado es el ST 9741 vip3 (madurez relativa 114 días), ideal para ambientes de alto potencial.
Centro–sur bonaerense: para que se luzcan los “cortos”
Bolívar, Pehuajó, Henderson, Casares, Saladillo y toda la transición hacia la Cuenca del Salado presentan excesos hídricos importantes, lo que deja a la soja con menor competitividad.
“Si se puede entrar, la única alternativa viable será maíz. Incluso, al ser una zona muy mixta, el grano podrá ser destinado a forraje para cubrir las pérdidas de pasturas y verdeos”, señala La Ragione.
Con siembras estimadas entre fin de diciembre y enero, el riesgo de heladas obliga a utilizar ciclos cortos, donde Stine tiene su diferencial, incluyendo materiales con tecnología contra lepidópteros, casi inexistentes en el mercado.
En este escenario, toman fortaleza los siguientes híbridos:
ST 9734 vip3 (madurez relativa 111 días): el más corto, ideal para siembras de enero.
ST 9736 CL vip3 (madurez relativa 112 días): muy buen ajuste en ambientes intermedios.
ST 9741 vip3 (madurez relativa 114 días): para lotes de mayor potencial.
Además, su ciclo más corto, rápida tasa de secado y agronomía más adaptada a estas siembras, permite anticipar cosecha y evitar pérdidas en otoños húmedos.
“Con perfiles recargados, menor presión sanitaria y márgenes más favorables, el maíz tardío vuelve a posicionarse como una de las apuestas más sólidas de la campaña”, resumió La Ragione.































