Mientras crece el interés y la demanda por soluciones efectivas de control biológico de plagas, los desarrollos basados en enzimas se preparan para ingresar en el mercado comercial y revolucionar la producción de alimentos.
Las enzimas son moléculas proteicas presentes en todos los seres vivos. Su principal función es acelerar y desencadenar reacciones químicas, incrementando las velocidades de las mismas, millones de veces.
Las enzimas se han utilizado desde hace siglos en procesos de elaboración de alimentos como, por ejemplo, la masa de pan. Su uso se ha ido incrementando año tras año, debido a que son consideradas no tóxicas y excelentes catalizadoras de procesos naturales.
La producción agrícola enfrenta desafíos para reemplazar o reducir el uso de químicos a partir de soluciones sostenibles. En ese contexto, las enzimas constituyen una oportunidad única para proteger a los cultivos debido a dos grandes pilares inherentes a ellas: eficacia, equivalente a la de los productos químicos, y sustentabilidad, propia de los productos biológicos.
“En Novozymes nos iniciamos en la producción de enzimas a comienzos del siglo XIX, cuando dos hermanos daneses extrajeron insulina de animales y, desde ahí, no nos detuvimos. La tecnología de biocontrol de enzimas tiene el potencial para contrarrestar las pérdidas de millones de toneladas de alimentos provocadas por las principales plagas que afectan a la industria agrícola cada año”, afirma el ingeniero Tomás Grassi, gerente global de Desarrollo Comercial de Bioagricultura en Novozymes y continúa: “estamos trabajando para traer a la Argentina este nuevo paradigma de biocontrol para complementar nuestro innovador portfolio actual. Esto tendrá un gran potencial, además, para abordar los principales desafíos del uso de químicos”.
La eficacia de las enzimas está relacionada con su potencial de knock-down, más rápido que el de los microorganismos de control biológico, y con la estabilidad de las formulaciones, optimizadas para aplicaciones foliares. Asimismo, las enzimas presentan una paleta mucho más extensa en cuanto a modos de acción y actividad multisitio, constituyéndose en una herramienta muy efectiva para el manejo de resistencias. En cuanto a la sustentabilidad, poseen un bajo impacto ambiental, porque se degradan rápidamente a aminoácidos.
“Actualmente en Novozymes disponemos de un portfolio de enzimas robustecido. Durante estos últimos años hemos venido trabajando con su aplicación práctica en cultivos intensivos, como tomate y vid; y extensivos, como trigo, soja y arroz, obteniendo excelentes resultados. Por mencionar un caso, en las pruebas de control de lepidópteros, al combinar el insecticida con enzimas obtuvimos un mayor porcentaje de control a igual cantidad de días. Y en ensayos con enzimas biofungicidas en vid también obtuvimos resultados alentadores, donde el control logrado por la enzima, presentó una eficacia similar a la del tratamiento químico”, cierra Grassi.